Comunidades rarámuri realizan caravana en memoria de jesuitas asesinados hace un año
Con bailes indígenas tradicionales, porras y oraciones, cientos de personas recordaron y externaron su cariño hacia los sacerdotes jesuitas Gallo y Mora, asesinados hace un año en la comunidad de Cerocahui. De igual manera, exigen mejores condiciones de vida y seguridad para la región. A las tres de la tarde cientos de templos en todo el país sonaron sus campanas en memoria de ellos y de todas las víctimas de violencia en el país.
Decenas de hombres y mujeres rarámuri, acompañados de integrantes de la iglesia y mestizos (personas no indígenas), realizaron una Caravana por la Paz este lunes 19 por la Sierra Tarahumara, en conmemoración del primer aniversario luctuoso de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales, el padre “Gallo”, y Joaquín Mora Salazar, asesinados en la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique.
Montados en decenas de camionetas y con las fotografías del padre Gallo y Mora, la caravana recorrió más de ochenta kilómetros desde el lugar donde fueron encontrados los cuerpos de ambos jesuitas, así como del guía de turistas, Pedro Eliodoro Palma Gutiérrez, hasta la iglesia en la que José Noriel Portillo, alias “El Chueco”, les arrebató la vida.
Ese trágico día, los padres intentaron proteger a Palma en el templo de Cerocahui, luego de que Noriel Portillo asesinó a Paul Osvaldo Bellereza. Sin embargo, Noriel disparó contra los clérigos y el guía de turistas, y se llevó los cuerpos de los tres, los cuales fueron encontrados hasta dos días después.
La procesión de vehículos realizó tres paradas, dos en las comunidades de San Rafael y Bahuichivo, y una última en El Paso de la Virgen, un espacio en la cima de un cerro donde hay una pequeña capilla de la Virgen de Guadalupe y que, de acuerdo a la gente de la caravana, “une a los pueblos” de Cerocahui y Bahuichivo.
En cada uno de estos lugares, las personas bailaron pascol y matachín, danzas tradicionales del pueblo rarámuri. Según el pueblo originario de Chihuahua, el pascol es un baile que sirve para “pedir perdón y decirle al demonio de abajo que se aleje” y que por eso “pisan fuerte” en el suelo. En cambio, el matachín, de origen europeo, es una alabanza a Dios, para pedir gracias y por una buena cosecha.
“Nos acompañan (los padres) y nos siguen acompañando en toda esta problemática de nuestra sierra. Vamos a pedirle a ellos que intercedan para que de verdad encontremos la justicia, y de la justicia surja la paz”, manifestó una de las hermanas religiosas de San Rafael.
En Bahuichivo, a seis horas de la ciudad de Chihuahua, familiares de los sacerdotes jesuitas, agradecieron la hospitalidad y el cariño de las comunidades y de las personas que acompañaban la caravana. Afirmaron que las comunidades de la Sierra Tarahumara siempre estaban en los corazones de los padres.
“Algo muy bueno mi mi tío es que nos hacía sentir muy únicos y especiales”, mencionó uno de los sobrinos del padre Gallo.
Durante toda la caravana también estuvo presente Jorge Atilano González, asistente del Sector Social de la Compañía de Jesús en México, así como elementos de la Policía Estatal de Chihuahua y de la Guardia Nacional.
Las camionetas llegaron a la iglesia de la comunidad de Cerocahui alrededor de las seis de la tarde, donde decenas de personas y religiosos esperaban con velas y flores a la procesión.
“Nos acompañan (los padres) y nos siguen acompañando en toda esta problemática de nuestra sierra. Vamos a pedirle a ellos que intercedan para que de verdad encontremos la justicia, y de la justicia surja la paz”, manifestó una de las hermanas religiosas de San Rafael.
En Bahuichivo, a seis horas de la ciudad de Chihuahua, familiares de los sacerdotes jesuitas, agradecieron la hospitalidad y el cariño de las comunidades y de las personas que acompañaban la caravana. Afirmaron que las comunidades de la Sierra Tarahumara siempre estaban en los corazones de los padres.
“Algo muy bueno mi mi tío es que nos hacía sentir muy únicos y especiales”, mencionó uno de los sobrinos del padre Gallo.
Durante toda la caravana también estuvo presente Jorge Atilano González, asistente del Sector Social de la Compañía de Jesús en México, así como elementos de la Policía Estatal de Chihuahua y de la Guardia Nacional.
Las camionetas llegaron a la iglesia de la comunidad de Cerocahui alrededor de las seis de la tarde, donde decenas de personas y religiosos esperaban con velas y flores a la procesión.
Tras su llegada al templo, se iniciaron las oraciones y continuaron los bailes de pascol y matachín durante toda la noche. Las danzas se extendieron hasta tempranas horas de este martes, al igual que las plegarias de los fieles de la comunidad, así como de sus familiares y conocidos.
A las tres de la tarde de hoy inició la principal misa conmemorativa en Cerocahui, donde sonaron las campanas junto con otro centenar de iglesias en todo el país. De igual manera, en la ciudad de Chihuahua, se realizó otra misa en el Sagrado Corazón de Jesús. Al finalizar este evento, se invitó a las personas a unirse a la “Procesión en Silencio” hacia la Cruz de Clavos frente al Congreso de Chihuahua.
Crédito: SIN EMBARGO