Sam Altman, fundador de OpenAI, carga en su mochila el plan B por si la IA ataca a la humanidad
Mientras expertos afirman que es imposible que la inteligencia artificial tome conciencia, pues es incapaz de tener iniciativa, Altman no está de acuerdo y prefiere cargar con su mochila para todos lados.
El fundador de OpenAI y creador de ChatGPT, Sam Altman, carga a todos lados con una mochila color azul claro con un plan por si la Inteligencia Artificial se pone contra la humanidad.
Adentro contiene una McBook capaz de apagar y destruir todos los servidores de la Inteligencia Artificial si se voltean contra la humanidad.
Los creadores de la IA y expertos en tecnología han rechazado tenerle miedo a esta tecnología. Incluso, si le preguntan al ChatGPT si puede ponerse en contra de los seres humanos, responde que no.
“Es imposible que tomen conciencia. Son solo mecanismos de aprendizaje automático, incapaces de tener iniciativa”, señalaron los expertos.
Pero Altman no está muy de acuerdo y por eso lleva su mochila al hombro a todos lados y tiene un segundo plan:
“Tema de debate popular entre mis amigos: ¿el fin del mundo será por biología sintética, IA o escasez de energía o guerra”, indicó.
Y, para cuidarse en cualquiera de estos dos escenarios, Altman tiene un búnker que lo protegería de esas amenazas, en donde tiene lo necesario para sobrevivir.
¿Escaneo de ojos?
En 2019, Sam Altman fundó Worldcoin, una empresa que lleva escaneando iris de los ojos de todo el mundo. En España ha tenido más acogida, aunque nadie sabe para qué lo está haciendo.
Hasta el momento, 2 millones de personas han accedido al escaneo de iris, pero la meta es alcanzar los 2 mil millones, es decir, la cuarta parte de la población mundial.
Para lograrlo, la empresa ofrece al cliente regalos, dinero en efectivo o un token. Se centró en países pobres, como Kenia, pero luego le apostó a Europa y Estados Unidos, indicó El Confidencial.
En Madrid instaló puestos de ojos en siete centros comerciales de Madrid donde regalaban ocho dólares y el token. Consiguieron más de 150 mil escaneos en un año.
“Todo lo que tenga que ver con biometría tiene un problema gordísimo. Nunca vas a poder cambiar tu iris, al igual que tampoco tu ADN o huella dactilar”, así que, si los das, ya tienen tus datos, además, “el iris se puede leer con un láser a distancia”, indicó Román Ramírez, especialista en ciberseguridad.
Al escanear el iris, lo transforman en un código numérico que cifran o encriptan “y todo lo que quieran contar”, indicó.
Crédito: PROCESO