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Las mujeres levantan la voz entre los sonideros: “que la sororidad se haga costumbre”

Entre los referentes de la cultura sonidera en México se encuentra Guadalupe Reyes Salazar, mejor conocida como “La Socia”, pionera de la escena que puso a bailar a decenas en la vecindad Casa Blanca, ubicada en el barrio bravo de Tepito, en la década de los 60.

La colectiva Musas Sonideras festejó junto a decenas de integrantes de la comunidad sonidera la declaratoria de la Cultura Sonidera como Patrimonio Inmaterial de la Ciudad de México el pasado 8 de octubre durante una ceremonia encabezada por el Jefe de la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama, quien reafirmó que esta expresión artística promueve la cohesión social.

De acuerdo con el artista plástico e investigador Benito Salazar, quien se especializa en movimientos musicales urbanos, las mujeres representan apenas el 1 por ciento de los sonideros.

En entrevista para SinEmbargoMarisol Mendoza, fundadora de Musas Sonideras, compartió que gracias al trabajo de Guadalupe Reyes Salazar, mejor conocida como “La Socia”, y Guadalupe Tlacomulco Macías, el nombre detrás de Lupita “La Cigarrita”, actualmente hay 300 mujeres sonideras a nivel internacional

“Antes se oían cinco nombres [de sonideras] y gracias a la resistencia de todas estas pioneras hoy por hoy somos aproximadamente unas 300 mujeres sonideras a nivel internacional y Musas Sonideras forma una sexta parte de estas 300 mujeres, somos 50 entre la ciudad, los estados, las periferias, Estados Unidos por supuesto, y otras compañeras son de Colombia, Guatemala y Argentina”.

“Seguimos siendo el 1 por ciento, pero el porcentaje ha crecido bastantísimo, o sea, yo creo que ha crecido un 70 por ciento. Si sólo hace 20 años se oían cinco nombres y hace 10 años unos 15 nombres, pero hoy se oyen 300 nombres de mujeres sonideras y de disidencias, y no sólo eso, también las infancias. No sólo están creciendo la señoras sonideras, las jóvenas y las adolescentas sino también las infancias sonideras, y bueno ya no sólo se habla de las mujeres y los hombres sino también de las disidencias, y no sólo de las trans sino también de las lesbianas”.

Fue en los años 70 cuando surgió el boom de la cultura sonidera en México, sin embargo sus orígenes se remontan a la década de los 50 ante la necesidad de cambiar la forma de amenizar eventos sociales para prescindir de las orquestas, cuya contratación sólo podía hacerla la clase alta.

De acuerdo con “Los Sonideros en México“, artículo escrito por Ernesto Rivera Barrón y publicado en Antropología. Revista Interdisciplinaria Del INAH, en aquella época la capital mexicana, entonces conocida como Distrito Federal, se encontraba en una transformación constante y, entre sus preocupaciones estaba el satisfacer las necesidades de sus habitantes, así como de aquellos turistas que querían conocer cada rincón de la capital.

La búsqueda de alternativas por los barrios pobres a los salones de baile y a las noches de cabaret dio como resultado el surgimiento de “los sonidos” compuestos por un amplificador, una tornamesa, un bafle y una extensa colección de discos que albergaban éxitos que, comúnmente, eran promovidos por la radio y las orquestas que se presentaban en los salones de fiestas.

“Son una expresión cultural auténticamente popular, de gran raíz popular, surgida del barrio, del corazón, en el corazón del barrio están los sonideros, un fenómeno único”, expresó Batres Guadarrama durante la ceremonia que se llevó a cabo en el Museo de la Ciudad de México.

Por otra parte, el representante de la UNESCO en México, Andrés Morales, apuntó que “la cultura sonidera es una práctica que se transmite entre las familias y que ya viene un relevo generacional que se recrea constantemente en los barrios y en las colonias más populares de esta ciudad”.

En este sentido, Ernesto Rivera Barrón explica en “Los Sonideros en México” que para sobresalir, los sonideros fueron incorporando el uso del micrófono para fungir, en un principio, también como maestros de ceremonias por lo que se empezaron a popularizar en las diferentes colonias y barrios, de la ahora CdMX, como Peñón de los Baños, Tepito o San Juan de Aragón.

Entre los referentes de la cultura sonidera en México se encuentra Guadalupe Reyes Salazar, mejor conocida como “La Socia”, pionera de la escena que puso a bailar a decenas en la vecindad Casa Blanca, ubicada en el barrio bravo de Tepito, en la década de los 60.

“Ella es un legado para otras mujeres, que la misma Lupita ‘La Cigarrita’ dijo alguna vez ‘yo no sabía que ella había existido. Si yo hubiera sabido, yo hubiera sido la segunda’”, expresó la fundadora de Musas Sonideras.

Pese a que los inicio del movimiento sonidero han sido atribuidos a Ramón Rojo con Sonido La Changa y a Francisco González con Sonido Pancho, Reyes Salazar comenzó a desenvolverse desde antes como sonidera, luego de la muerte de su padre, quien había adquirido una consola para uso personal.

La primera vez que “La Socia” trabajó como sonidera fue cuando una vecina le pidió rentar su equipo para amenizar la fiesta del 15 de septiembre que se llevaría a cabo en la Casa Blanca. Tras el éxito conseguido durante la celebración patria, Guadalupe Reyes comenzó a ganar popularidad a tal grado que los bailes se llevaban a cabo de lunes a domingo.

En tanto, Ramón Rojo tuvo sus primeros acercamientos a la cultura sonidera gracias a “La Socia”. El responsable del Sonido La Changa solía ayudarla en sus presentaciones.

Durante un conservatorio, liderado por Benito Salazar, que se realizó en mayo del 2022 en la Fonoteca Nacional, Josefina Reyes Salazar, hermana de “La Socia”, expuso “aquí nomás yo escucho como después de ser nuestro gran amigo [Ramón Rojo], nunca se mencionó a mi hermana”.

“¿Por qué Ramón no habla de La Socia? Hay una entrevista donde yo le pregunté ‘¿por qué dices que yo soy la primera mujer sonidera cuando tú trabajabas para la primera mujer sonidera?’, pero hoy Ramón Rojo dice ‘sí, yo fui chalán de La Socia’ […] y me gusta escucharlo por ese ego que tienen como hombres sonideros”, replicó Guadalupe “La Cigarrita”.

La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México apunta que pese a que “La Socia” fue un referente dentro de la escena sonidera, nunca se le otorgo el reconocimiento del gremio ni de la sociedad musical en general.

En este tenor, Marisol Mendoza consideró que, aunque se haya ido sin saberlo, “La Socia” sigue presente y que su familia está siendo testigo del reconocimiento que, hoy en día, se le da a Guadalupe Reyes dentro de la comunidad.

“Dicen que no es sonidera porque no mandaba saludos, pero bueno ponía a raspar la chancla a toda la vecindad y sus alrededores, estas colonias aledañas, y no sólo eso sino que junto con Ramón Rojo, Sonido La Changa, pues empiezan en esta búsqueda de música, de ese acervo musical cubano, y pues se cuenta que Ramón fue uno de los incursionistas a la radio, sobre todo, este acervo musical, estas colecciones de música por la que los sonideros fueron perseguidos en aquellos años, no precisamente por todo el espectáculo sino por su música”.

“Imagínate qué tan importante es saber que hubo una mujer sonidera en 1965 y que hoy Musas Sonideras la tomamos como bandera […] Todo este trabajo que ella hizo musicalmente, toda esta chamba de resistencia y todas las decisiones que debió haber tomado en aquellos años, que si hoy creemos que estamos en un mundo machista, imagínate en aquellas décadas”, agregó.

De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura, “La Socia” fue amiga cercana de los integrantes de la Sonora Matancera, especialmente de Caíto Carlos Manuel Díaz Alonso, integrante de la agrupación que le llegó a proporcionar discos difíciles de conseguir.

Inicialmente, los sonideros se inclinaban por la música tropical como la cumbia colombiana y la salsa, no obstante con el paso de los años hubo quiénes se aventuraron a amenizar eventos con otros géneros como es el caso de Polymarchs, el colectivo mexicano de DJ’s fundado por el oaxaqueño Apolinar Silva de la Barrera en la década de los 70 que se acercó al movimiento de las llamadas “discomóvil” para promover el high energy.

Ernesto Rivera Barrón destaca en su artículo que con el auge de los sonidos, el fenómeno social evolucionó de tal forma que, ahora, eran los sonideros quienes imponían las canciones en la radio y hacían recomendaciones musicales, por lo que la comunidad sonidera ha sido considerada como “importadores y exportadores de costumbres”

La cultura sonidera se ha expandido a tal grado que ha llegado a conquistar grandes escenarios. Sin irnos más lejos, Sonido La Changa, Sonido Sonorámico y Sonido Super Chango formaron parte del Vive Latino en 2014, edición en la que reunieron y pusieron a bailar hasta aquellos que refutaban de la inclusión de nuevos géneros en la magno fiesta musical; mientras que en el 2015 fue Sonido Pancho el encargado de representar a dicha comunidad en el festival citadino.

Por otra parte, Sonido La Changa llegó en 2020 al EDC México y en septiembre del 2022 al Festival Internacional Cervantino, y ese mismo año, durante su sexto aniversario, la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) Aragón aplaudió la trayectoria de más de 50 años de Ramón Rojo en el marco del Homenaje a los sonidos del barrio.

Al ser cuestionada por la declaratoria de la Cultura Sonidera como Patrimonio Inmaterial de la Ciudad de México, la mente detrás de Musas Sonideras declaró que, en general, toda la comunidad está feliz, pero como mujeres sonideras éste es un logro porque “ya contamos en la sociedad”.

“Con la esperanza de que [la declaratoria] se riegue a todos los estados […] Sabemos que hay mucho por trabajar, sin embargo tenemos muchas esperanzas en los beneficios que esto nos pueda traer, o sea, de principio todos estamos contentos, sorprendidos, muchas organizaciones lo buscaron por años con diversas propuestas […] Es perfecto que haya sido en este 2023 donde se abre una brecha de género, donde se abre una brecha de ideas y demás, donde además no sólo están incluidos los sonideros, la sonideras y el LGBTQ+, sino también los clubs de baile de la Ciudad de México”.

Marisol Mendoza se sinceró al compartir que el mayor reto al que se siguen enfrentando las mujeres sonideras en un gremio liderado por hombres es a las criticas constructivas y destructivas “porque todo el tiempo estás en el ojo del huracán, estás observada, pareciera que tuvieran una tablita donde te ponen tache y paloma”.

“Yo firmemente creo en nuestros slogans, ‘mujeres apoyando mujeres hasta que la sororidad se haga costumbre’, ‘juntas somos más fuertes’ y ‘no más un mundo sin las sonideras’”, concluyó.

El pasado marzo, la Noche de Primavera en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde se llevó a cabo el Gran Baile de Sonideros y Sonideras, logró reunir a más de 200 mil asistentes, lo que muestra que la cultura sonidera sigue creciendo exponencialmente.

Crédito: SINEMBARGO

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