Donald Trump en el Madison Square Garden: un mitin de retórica divisiva y acusaciones de racismo
El mitin de clausura de Donald Trump en el Madison Square Garden se convirtió en un evento incendiario que culminó una campaña de tono cada vez más agraviado y sombrío. En el penúltimo domingo antes de las elecciones, el expresidente dirigió una retórica cargada de agravios contra el sistema político y legal que lo ha investigado y condenado, haciendo gala de la energía conflictiva que caracteriza al movimiento MAGA.
Desde el inicio, el mitin destacó por un tono ofensivo. Un comediante dio inicio al evento calificando a Puerto Rico como “una isla flotante de basura”, atacó a los hispanos por su supuesto desinterés en métodos anticonceptivos, hizo comentarios despectivos hacia los judíos y palestinos, y realizó una referencia racista hacia un hombre negro del público. Otros oradores lanzaron insultos directos a la vicepresidenta Kamala Harris, con comparaciones ofensivas e insinuaciones raciales, mientras que Tucker Carlson, ex presentador de Fox News, se burló de su origen con una supuesta etnia inventada.
Cuando Trump subió al escenario, el evento, que debía ser el mensaje final de su campaña, ya era un espectáculo de agravios, misoginia y racismo. El expresidente continuó en su discurso una línea de promesas de “represalias” en caso de ganar, asegurando que en su administración perseguiría a quienes considera “el enemigo interno”. “Cuando digo ‘el enemigo interno’, el otro bando se vuelve loco”, señaló Trump entre burlas, refiriéndose a sus críticos.
El evento contó con figuras del Partido Republicano, desde el senador JD Vance hasta el empresario Elon Musk, quien ha donado $118 millones a la campaña de Trump y aprovechó la ocasión para anunciar posibles recortes en el presupuesto federal. La velada incluyó la presencia de personalidades como Hulk Hogan, quien ofreció una actuación, y la inesperada intervención de Melania Trump, quien salió al escenario junto a su esposo al finalizar su discurso.
La presentación de Trump en el Madison Square Garden, un lugar emblemático en el corazón de Nueva York, fue vista por sus seguidores como un símbolo de desafío al establishment de una ciudad predominantemente demócrata. “Agotar las entradas del Garden significa que el movimiento MAGA ya ha llegado”, declaró Jack Posobiec, un activista de derecha.
En el transcurso del evento, Trump evocó su conocida frase de “¿Están mejor ahora que hace cuatro años?” como una crítica a la gestión de la administración actual, apuntando hacia Kamala Harris, quien asumió la presidencia tras el reemplazo de Joe Biden.
Las críticas también estuvieron dirigidas a la migración, un tema que Trump usó como ariete en su discurso. Sus promesas de deportaciones masivas y condenas a los migrantes indocumentados resonaron en un Nueva York donde la llegada de migrantes ha generado debates sobre el uso de servicios municipales.
La jornada culminó con la proyección de una imagen de Trump abrazando el Empire State Building, simbolizando, para sus partidarios, su regreso para “reclamar la ciudad que construyó”, como expresó su hijo Donald Trump Jr.
Este mitin, más que un cierre de campaña, fue un reflejo de la polarización que rodea al movimiento MAGA y de la narrativa de Trump que desafía tanto a su partido como a sus detractores, mientras busca regresar a la Casa Blanca con un estilo provocador que sigue generando divisiones.