
SpaceX realizó este jueves el octavo vuelo de prueba del sistema de megacohetes Starship con el objetivo de evaluar el desempeño de la nave y alcanzar las metas no logradas en su prueba anterior. Sin embargo, al igual que en el séptimo intento, la misión concluyó con la pérdida de la nave espacial.
El lanzamiento tuvo lugar a las 18:30 horas (hora de Miami) desde la base de SpaceX en Starbase, Texas. Inicialmente, la prueba estaba programada para el martes, pero fue cancelada debido a “demasiadas incógnitas”, según explicó el CEO de la compañía, Elon Musk.
El sistema estaba compuesto por el cohete propulsor Super Heavy, de 71 metros de altura, y la nave Starship montada sobre él. Tras aproximadamente dos minutos y medio de vuelo, el propulsor se separó exitosamente de la etapa superior y descendió hasta ser capturado por la torre de lanzamiento de SpaceX, conocida como “Mechazilla”, en Brownsville, Texas. Con esta maniobra, la empresa ha logrado recuperar un propulsor Super Heavy con los brazos mecánicos “chopstick” en tres ocasiones.
Por su parte, la nave Starship encendió sus motores y continuó su trayectoria suborbital, con la intención de completar un vuelo de aproximadamente una hora. No obstante, cuando restaban solo 20 segundos para finalizar su ascenso, SpaceX perdió contacto con la nave. Durante la transmisión en vivo se pudo observar el apagado de varios motores antes de que la señal se interrumpiera.
Hasta el momento, la compañía no ha emitido un informe detallado sobre las causas de la falla.