La alcaldesa de Los Ángeles impone toque de queda parcial tras cinco días de protestas contra redadas migratorias

La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, declaró este martes estado de emergencia local e impuso un toque de queda nocturno en una zona del centro de la ciudad, luego de cinco días de protestas y disturbios provocados por redadas migratorias ordenadas por el presidente Donald Trump. La restricción, vigente entre las 8:00 p.m. y las 6:00 a.m., abarca un perímetro de una milla cuadrada y podría extenderse en los próximos días.
Durante la primera noche del toque de queda, al menos 197 personas fueron arrestadas, según informó la policía local. Bass afirmó que, aunque los disturbios se concentran en un área limitada, los daños han sido significativos. “Esto no está afectando a toda la ciudad, pero es una situación volátil que requiere medidas extraordinarias”, indicó.
El jefe de la policía de Los Ángeles, Jim McDonnell, respaldó la decisión y advirtió que quienes violen el toque de queda —excepto residentes, trabajadores esenciales, medios acreditados y personas sin hogar— serán arrestados. También denunció un aumento preocupante de actos violentos desde el sábado.
Bass aprovechó la ocasión para renovar su llamado al presidente Trump a cesar las redadas del ICE. “Cuando las familias inmigrantes tienen miedo de ir a trabajar o llevar a sus hijos a la escuela, afecta el corazón de nuestra economía”, sostuvo.
Sin embargo, Trump respondió con dureza. En un discurso conmemorativo por el 250 aniversario del ejército estadounidense, calificó a los manifestantes como “enemigos extranjeros” y aseguró que no permitirá que ciudades como Los Ángeles “sean conquistadas”. También ordenó el despliegue de 4.000 efectivos de la Guardia Nacional y 700 marines en la ciudad.
El gobernador de California, Gavin Newsom, calificó esta militarización como un “ataque a la democracia” y anunció acciones legales contra el gobierno federal. “No queremos nuestras calles militarizadas por nuestras propias fuerzas armadas”, dijo. Advirtió además que lo ocurrido en Los Ángeles podría repetirse en otras ciudades del país.
Las redadas masivas fueron impulsadas por Stephen Miller, principal asesor de Trump en política migratoria, quien ordenó al ICE enfocarse no solo en criminales, sino en cualquier inmigrante indocumentado, incluyendo trabajadores en tiendas, tribunales y centros comunitarios. Según The Wall Street Journal, Miller exigió al ICE realizar hasta 3.000 arrestos diarios.
Las protestas, aunque mayoritariamente pacíficas, se han extendido a más de 20 ciudades como Nueva York, Chicago, Phoenix, San Diego y Atlanta, en solidaridad con los inmigrantes afectados en Los Ángeles. En varias de estas movilizaciones, se han reportado incidentes menores, pero la gran mayoría han transcurrido sin violencia.
Trump, por su parte, advirtió que replicará las redadas en todo el país y que responderá con fuerza a cualquier manifestación que considere “disturbios”. La Casa Blanca también difundió una lista de seis indocumentados con antecedentes delictivos arrestados en Los Ángeles, como justificación para las operaciones.
El alto costo del operativo —estimado en más de 134 millones de dólares—, junto con los reportes de violencia policial, incluyendo agresiones a periodistas y restricciones a legisladores, ha incrementado la presión política sobre la administración. Además, encuestas muestran que, aunque la mayoría de los estadounidenses apoyan la deportación de criminales, el respaldo cae drásticamente cuando se trata de inmigrantes sin antecedentes.
A pesar de las detenciones y la represión, el movimiento de resistencia en Los Ángeles se mantiene firme, y las protestas continúan creciendo a nivel nacional.