Miles de ciudadanos salieron a las calles de Seúl tras el fracaso de la moción de destitución contra el presidente Yoon Suk-yeol en la Asamblea Nacional, donde no se alcanzó el quórum necesario debido al boicot del gobernante Partido del Poder Popular (PPP).
La moción, que buscaba inhabilitar al mandatario por decretar la ley marcial el pasado martes, fue respaldada por 195 diputados de los 300 que conforman el Parlamento, cinco votos menos de los 200 requeridos. Aunque 192 legisladores de la oposición impulsaron la medida, solo tres miembros del PPP participaron en la votación, dejando al presidente en el cargo pese al descontento social.
En un discurso televisado previo a la sesión, Yoon Suk-yeol ofreció disculpas públicas por haber declarado la ley marcial, medida que generó caos político y social en el país y fue revocada apenas seis horas después por otra votación en la Asamblea. “Lo siento mucho y me gustaría pedir sinceras disculpas a las personas que se vieron sorprendidas”, expresó.
Sin embargo, Yoon dejó claro que no planea dimitir y enfatizó que su liderazgo se mantendrá conforme al marco institucional: “No eludiré ninguna responsabilidad legal o política, pero dejaré en manos de nuestras instituciones y de mi partido la tarea de garantizar la estabilidad del país”.
El líder opositor, Lee Jae-myung, se disculpó ante la multitud reunida frente al Parlamento por no haber logrado la destitución. “Vamos a destituir con toda seguridad a Yoon Suk-yeol, quien se ha convertido en el peor riesgo para la República de Corea”, declaró.
La presión política y social sobre Yoon continúa, mientras los ciudadanos exigen acciones concretas para responder al clamor popular y restaurar la confianza en el gobierno.
