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La serie de Pancho Villa, un retrato sin “clichés”

Este jueves 20 se estrena la serie “Pancho Villa: El Centauro del Norte”, a 100 años de su asesinato. Para el director Rafa Lara, la superproducción a exhibirse en la plataforma Star+ gozó de libertad absoluta para privilegiar la humanidad del personaje sin juzgarlo.

En 10 capítulos de entre 35 y 42 minutos cada uno, con 700 extras y más de mil 200 efectos especiales en set y 600 efectos visuales, Rafa Lara retrata la vida de Pancho Villa, el gavillero Doroteo Arango que se volvió revolucionario, “privilegiando la humanidad del personaje sin juzgarlo, pero sí mostrando sus claroscuros, sus virtudes y defectos”.

La serie, Pancho Villa: Centauro del Norte, una producción de BTF Media a estrenarse este miércoles 19 en la plataforma Star+ y demás cadenas afiliadas a Disney en los cinco continentes, es protagonizada por Jorge A. Jiménez, quien encarna al líder militar nacido el 5 de junio de 1878 en San Juan del Rio, Durango, y asesinado el 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua.

El cineasta jalisciense (La milagrosa, Cinco de mayo: La batalla y Jesús de Nazaret) revela en entrevista, sin ambages, que la biografía bélica es “sin lugar a dudas, mi obra más personal, y probablemente más lograda”.

Pero aclara que la serie no fue creada por el centenario del asesinato de Villa, ni tiene que ver con la conmemoración oficial del año: “Fue una muy feliz confluencia energética. Yo creo que es una cuestión que cuando tú buscas una historia con todo tu corazón, también esa historia te empieza a buscar”.

La idea original del proyecto –cuenta– es de Ricardo Coeto, miembro de BTF Media, quien trabaja con Disney en el desarrollo de series: “Hace más de tres años, cuando finalmente tuvimos contacto (ya nos conocíamos y teníamos ganas de hacer cosas), me expresó para realizar la serie: ‘Eres tú’. Tuve la fortuna de contar primero con la confianza de Ricardo y posteriormente de los ejecutivos Disney Star+, quienes me pusieron a la cabeza como showrunner, director, productor y guionista de todos los capítulos.

“Gracias a eso pudimos llevar a cabo un proceso muy autoral en el mejor sentido de la palabra. Hubo una gran libertad creativa, no hubo ningún tipo de censura, todo lo contrario, había una petición muy expresa de que no cayéramos en clichés, de que se buscara una serie que dejara huella, y el resultado nos tiene hoy muy felices a todos”.

En la escritura de los guiones interviene Enrique Rentería (DF, 1952).

–¿Cómo funcionó esa mancuerna?

–Los guiones son completamente de Enrique y míos, los dos escribimos, y fue un proceso muy lindo porque a Enrique lo conozco desde que fue maestro mío en la escuela, y uno tiene la fortuna en ese tipo de proyectos, de trabajar con personas profesionales que de entrada ya tienen que tener un amplísimo conocimiento del tema en cuestión. Yo considero que el género bélico épico-histórico, y además con mucha acción, es probablemente el más difícil (hablando de técnica), porque no solamente requiere de un conocimiento cinematográfico, sino también propiamente de la historia.

Enseguida se refiere al proceso de investigación sobre Villa:

“Fue muy profunda, en muchos libros, con historiadores, con asesores, etcétera, etcétera. Fue muy amplia antes de escribir una sola palabra, porque había que poseer un conocimiento desde dónde íbamos a abordar la historia, tener todos los puntos de vista. Se narran cosas que probablemente la mayor parte de la gente no sepa, y algo muy importante, entender que estábamos realizando una serie no únicamente para mexicanos, Pancho Villa es una serie desde México para el mundo entero”.

Entonces –específica–, una de las principales premisas y retos desde un principio fue “hacer una historia universal”: “No tienes que ser mexicano ni saber de Villa, no tienes que saber nada de la Revolución Mexicana para quedar atrapado desde el minuto uno. Porque justo a partir del pretexto de la fascinante historia de Pancho Villa podemos empezar a contar una historia fascinante, esencialmente humana, con un personaje muy complejo, con claroscuros, y que sin duda es fruto del tiempo que le tocó vivir, y así es como está reflejado Doroteo Arango, Pancho Villa”.

Lara detalla que el trabajo de investigación se laboraba desde antes de la pandemia: “Sobre el trabajo de Ricardo y el mío, agradezco a los ejecutivos de Disney que nos permitieron esa paciencia, de entender que un proyecto así de complejo va a requerir un tiempo igualmente de largo, complejo, el necesario para asumir la responsabilidad no nada más cinematográfica sino también histórica”. 

Enseguida explica que no se basaron en un libro específico: “Vimos muchos volúmenes, no sé, te podría decir que probablemente tuvimos más de 30 fuentes. Fue realmente una investigación muy exhaustiva en donde contrastábamos las visiones. De repente incluso teníamos enfoques contrapuestos, lo cual creo que lo hace muy rico y nos ayuda a encontrar este personaje con contrastes y claroscuros muy interesantes. 

“Por ejemplo, teníamos a un escritor como Francisco Martín Moreno, quien es más crítico con Villa sin dejar de ser un historiador serio, y por otro lado estaba la mirada de Paco Ignacio Taibo II, quien es digamos más pro villista. Y de repente encontrar esta confluencia de digamos historias que muchas son leyenda negra, muchas están exageradas, muchas están endulzadas (dependiendo quién sea el que aborde a este personaje tan complejo), y a partir de ahí nosotros tomamos una decisión específicamente: yo como showrunner, de darle una dirección a la historia, privilegiando la humanidad del personaje sin juzgarlo.

Las locaciones
El 100% de la serie se filmó en locaciones de Jalisco. En cuanto a las batallas que se recrean, destaca:

“Siempre cuido que haya un correcto equilibrio entre los fuegos artificiales y la carne de la historia, porque si son solamente juegos artificiales llega un momento en el que el asunto puede resultar muy espectacular, pero tal vez aburrido, como suele pasar mucho en películas de superhéroes, con muchos efectos especiales pero muy poca carne humana, muy poca esencia dramatúrgica que realmente haga universal el relato. Y eso es lo que nosotros procuramos todo el tiempo en Pancho Villa: Hacer un personaje que a pesar de los claroscuros fuera siempre entrañable… y no nada más él, sino en general todo su entorno.

“Hay personajes muy cercanos a Villa que de repente logran unos volúmenes muy interesantes, como Rodolfo Fierro, Tomás Urbina y su esposa Lucita (Luz Corral)”.

Se le menciona cómo escogió al elenco y sobre todo al actor coahuilense Jorge A. Jiménez, y relata: “Se nos cruzó la pandemia, lo cual conllevó un reto brutal porque estuvimos más de alguna vez en peligro de ser, no quiero decir cancelados, pero sí detenidos. Sin embargo, este tiempo también nos permitió explorar las diferentes opciones muy en mi estilo de dirección. Yo considero que una vez que tú decides el casting, muy probablemente el 50% del resultado en pantalla ya está decidido, y ni siquiera filmado un solo cuadro, así de importante es el elenco.

“Siempre me he basado en la lógica de no buscar estrellas, famosos, ni mucho menos esta tendencia que hoy existe de buscar followers o gente de redes sociales. Ese criterio jamás ha estado sobre la mesa de una producción mía. Creo en el talento, creo que la pantalla no miente y creo que la búsqueda de los actores, actrices profesionales con formación, con carrera, es el tipo de escuela que a mí me gusta. Nos van a dejar ver a de una manera muy clara y contundente que el personaje les pertenece”.

En el caso de Jorge A. Jiménez lo había visto en otros proyectos fílmicos y audiovisuales, pero el mismo actor le recordó que debutó con él:

“Laboró en la primera serie que se hizo en la historia moderna de Latinoamérica, que fue Al filo de la ley, se hizo en Miami y Los Ángeles, estamos hablando del año 2003. Y había un episodio sobre un jovencito que se cruzaba la frontera, había sido testigo de una masacre con los cazamigrantes, etcétera. Era un muchachito de 17, 18 años, muy joven y muy delgado”.

Cuando Lara volvió ver a Jiménez, le mencionó que era Pancho Villa: “Tuve esta fortuna de encontrar veinte años después a un actor que es de lo mejor que me he topado en mi carrera, por su sensibilidad, humanidad y generosidad.

“Es clave tener un set disciplinado, eficiente, comenzando por el protagonista, que en absoluto toma ningún tipo de poses de diva, con lo cual yo soy absolutamente intolerante, pero que se sube al caballo contigo, al caballo de Villa, y que va a toda velocidad. En el mismo set los compañeros, tanto delante de cámara como tras de cámara, se emocionaban al verlo hacer todas sus escenas de acción”.

Enfatiza que Jiménez es oriundo de la misma zona de Villa: “Vive en rancho, monta a caballo desde siempre. Creo que hasta hace poco tiempo los mexicanos tenemos esta imagen inconsciente de que Pancho Villa era Pedro Armendáriz. Yo creo que a partir de ahora Pancho Villa ya es Jorge A. Jiménez. Me cuesta mucho pensar en un mejor Pancho Villa, de verdad, lo encarnó muy bien, siempre estuvo muy concentrado”.

Todo el elenco –festeja– fue sensacional: Armando Hernández, Dagoberto Gama y Gabriela Cartol, al lado de 700 extras. Y emocionado, sigue: “Hay muchísimas batallas, muchísimas escenas de acción, cientos de bombas, no recuerdo el dato, pero evidentemente estamos hablando de más de mil 200 efectos especiales en set y más de 600 efectos visuales, y una cantidad de efectos visuales muy invisibles.

“Es un trabajo de una ingeniería extraordinariamente compleja que conlleva cientos de personas a lo largo de tres años, y creo que la gente va a notar ese amor, ese profesionalismo, ese nivel obsesivo de detalle de parte de todos nosotros, de entregar un producto de la más alta calidad”.

Cómo actuar a Villa
En tanto, Jiménez conversa por zoom de que no deseaba crear una parodia de Villa:

“Estoy en contra de parodiar personajes. Entonces, dije, ‘bueno, lo haré lo más allegado que se pueda’. Ya sé lo que hizo, ya sé lo que fue, entonces todas las imágenes habidas y por haber las recorté, efectué un álbum. Era como escanear detalle por detalle de él, de sus miradas, de sus posturas. En unas fotos lo ves con una fuerza, en otras lo ves pensativo o molesto, en otras más se halla sonriente. Iba observando cada movimiento aunque fueran fotos fijas. Me enfoqué mucho en eso, en cómo se paraba, ponía su mano en la cintura porque estaba escuchando, en fin. Lógicamente fue tratar de armar un rompecabezas”.

Explica que, al no saber cómo hablaba Villa ni cuál era su voz, pensó: “Bueno, si él se movía entre Durango, Chihuahua, Coahuila, y creció en esa área, hablan muy similar, aunque lógicamente hay cambios de región. Y como no voy a parodiar los acentos, me voy a quedar con ciertos detalles, con modismos, y ya le implementé mi idea de cómo pudo haber hablado”.

Revela otra herramienta necesaria: “Si no lo hubiese dominado, perfeccionado y logrado, no hubiera sido el Pancho Villa completo. Me refiero al caballo, que era parte de él. ¿Cómo hubieran sido esas batallas increíbles, con cañonazos, explosiones y balazos, cientos de extras, si Villa no supiera montar a caballo o que hubiera tenido que usar un doble? No hubo dobles, tolo lo hice yo.

“Y hubo una conexión con el caballo increíble. Hacía todo lo que yo quería sin necesidad de pegarle, era algo súper raro, yo no entendía, como que mis pensamientos el caballo los tomaba en plena batalla. Como si el caballo se estuviera volviendo loco, y esa era la intención. Tal vez para quien es un jinete sea normal, pero para mí que no era un jinete 100% fue algo increíble y se nota, se ve. Todo se acomodó para darle vida a Pancho Villa”.

Por su parte, Gabriela Cartol (Guerrero, 1989) indica por teléfono que la esposa de Villa, a la cual interpreta, María de la Luz Corral, “es una mujer fuerte, amorosa, compleja, y por supuesto cuestionadora”.

–¿Le gustó cómo es representada Lucita?

–Sí, porque no está dibujada como una mujer cualquiera, está ahí como una mujer que amó a Pancho Villa y que también lo odió. Esos son contrastes, y a pesar de todo se quedó con él. Me hizo a mí cuestionarme también qué significaba el amor en esa época, si era aguantarlo todo y estar hasta que la muerte los separe. Eran preguntas que yo me hacía.

“No se hablaba de amor propio, no se hablaba de una mujer independiente. Al contrario, en la época se hablaba de ser elegida. Ser la mejor mujer para que este hombre te escoja. Al final de cuentas nos gustó que ella se confronta a sí misma, que confronta a Pancho, pero que al mismo tiempo no lo puede dejar. Esa es la complejidad”.

Rafa Lara hace una última reflexión sobre Pancho Villa: Centauro del Norte: “Habrá críticas a favor y en contra. Yo sí tengo la tranquilidad de saber que todo lo que se puso ahí está fundamentado en una investigación seria y muy concienzuda. No pienso en personajes buenos y malos, sino en personajes con contraste, complejos y tridimensionales, sin juzgarlos. Los que lo idolatran como a los que lo santifican tal vez no se sientan tan contentos y tan complacidos. Al final del día es la interpretación de nosotros”.

Crédito: PROCESO

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