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La UNAM pide perdón a familia por su omisión en la desaparición de una de sus alumnas

Se trata de la primera vez que la Universidad Nacional Autónoma de México ofrece una disculpa pública por su respuesta insensible en el caso de Mariela Vanessa Díaz Valverde, quien desapareció hace cinco años. “Es lamentable el hecho que la empatía se tenga que exigir”, lamentó Gabriela Díaz, hermana de Mariela.

“Me disculpo en nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ante ustedes y ante toda la comunidad universitaria por lo que pudimos hacer y no hicimos, o hicimos insuficientemente”, fueron las palabras del Rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.

La institución académica ofreció este miércoles una disculpa pública a la familia de Mariela Vanessa Díaz Valverde, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras, quien desapareció el 27 de abril de 2018, debido al trato revictimizante que la Universidad brindó en el caso.

Es la primera vez que la máxima institución académica del país ofrece una disculpa pública en el caso de desaparición de uno de sus estudiantes: Mariela Vanessa, quien al principio no recibió una atención adecuada como desaparecida, y su caso fue catalogado como “extraviada” durante los primeros meses.

Lamentablemente la disculpa llega cinco meses después de la muerte de la madre de Vanessa, Herminia Valverde, que falleció sin conocer el paradero de su hija ni lo que le sucedió. La hermana de Vanessa, Gabriela Díaz Valverde, quien junto con su madre lideró la búsqueda de Mariela, recibió la disculpa.

El acto se llevó a cabo en el auditorio Alberto Guevara de la Facultad de Medicina de la UNAM.

El Rector Enrique Graue encabezó la ceremonia, acompañado de autoridades universitarias.

Gabriela Díaz, hermana de Vanessa, estuvo presente, al igual que Roxana Romero Román del colectivo “Nos Hacen Falta”, que representa a las familias de personas desaparecidas dentro de la comunidad universitaria.

También asistieron familiares de “Hasta Encontrarles”, un colectivo que reúne a madres y familiares de víctimas de desaparición y feminicidio en Ciudad de México, incluyendo a la señora Araceli Osorio, madre de Lesvy Berlín Osorio, quien ocupó un lugar en la primera fila.

Con un minuto de silencio en memoria de Herminia, madre de Mariela Vanessa, inició el acto.

Roxana Romero Román, del colectivo “Nos Hacen Falta”, destacó en su discurso que la UNAM ha demostrado un patrón de actuación sistemático en casos de violencia, en el que niega su responsabilidad, estigmatiza a las víctimas y obstaculiza los procesos de justicia.

El colectivo “Nos Hacen Falta” surgió en respuesta a estudiantes de la UNAM que han sido víctimas de desaparición, feminicidios, homicidios y ejecuciones extrajudiciales. De acuerdo con sus registros, entre 2002 y 2020 cerca de 96 personas asesinadas o desaparecidas forman parte de la comunidad universitaria. Estas cifras incluyen 12 desapariciones, una desaparición forzada, 44 homicidios, 25 feminicidios, cuatro ejecuciones extrajudiciales y tres muertes accidentales.

Además han señalado que el 20 por ciento de estos casos ocurrió en el recinto educativo o sus instalaciones, lo cual es inaceptable, ya que “los espacios educativos deberían ser seguros”, destacó Roxama Romero. Asimismo dio a conocer que el 27 por ciento de los casos ocurrió entre 2017 y 2018.

En tanto, Romero apuntó que la respuesta de la UNAM se ha caracterizado por mantener puertas cerradas y amenazas hacia las víctima.

“La respuesta de Rectoría, al menos en dos ocasiones, fue cerrar las puertas con rejas, poner candados, cadenas y apagar las luces. Ese era el mensaje de Rectoría: las puertas están cerradas para las víctimas de su comunidad”, dijo.

La representantes del colectivo “Nos Hacen Falta” también resaltó que los actos de revictimización han persistido.

“Los tratos y actos de revictimizacion son demasiados para mencionarlos todos en este caso, incluso hasta hace unos días la institución le pidió cínicamente sensibilidad a la familia de Mariela frente al cambio de acuerdo establecidos[…] Estamos hartas y hartos de pertenecer a una Universidad que se lava las manos diciendo que no es su responsabilidad”, expresó.

Por su parte, el Rector Enrique Graue inició su mensaje diciendo: “Aunque ya lo he hecho en algunas ocasiones personalmente, tanto a la señora Herminia, a Gabriela y a su hermana, hoy estamos aquí para rendir una disculpa pública por las gestiones y omisiones que tuvimos ante su desaparición, ocurrida ya hace más de cinco años”.

Graue destacó que se trata de un acto de compromiso, responsabilidad y respeto hacia la memoria de la señora Herminia Valverde y la familia Díaz Valverde, quienes han llevado una ardua lucha.

“Si bien es cierto que corresponde a la Fiscalía de Justicia la investigación de los delitos, me disculpo en nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México, ante ustedes y ante toda la comunidad universitaria por lo que pudimos hacer y no hicimos, o hicimos insuficientemente”, detalló.

En concreto, en el caso de Mariela Vanessa se disculpó por la falta de entrega oportuna de información a la familia por parte del personal universitario y por no posicionarse de manera inmediata.

“La exigencia tardía de su búsqueda y localización contribuyó a las dificultades que enfrentó la familia ante las instancias responsables de la investigación para su localización”, destacó.

En tanto que Gabriela Díaz Valverde, hermana de Mariela, señaló que a más de cinco años de la desaparición, las exigencias para encontrar a su hermana son las mismas pues el caso sigue sin avance.

“No dejo de pensar que si en su momento se hubiera hecho una búsqueda diligente, quizá la historia hubiera sido otra. Hay miles de familias que, al igual que nosotras, llevan años en este proceso, pero cuanto más pasa el tiempo, es más difícil encontrarlas. Si todos nos pusiéramos en sus zapatos, en tantos que son, hoy no dejaríamos de llorar ni un solo instante”, señaló la joven.

Además abundó que es necesario reconocer la magnitud “del horror del fenómeno de desaparición y de la violencia, así como actuar en consecuencia sirviendo de ejemplo”.

La joven resaltó que este acto de disculpa pública se logró gracias a la lucha de familias integrantes de colectivos que los han acompañado y de mujeres organizadas de la Facultad de Filosofía, de donde es Mariela. “Entre todos hemos realizado un esfuerzo titánico en el intento de visibilizar el horror que nos rodea”.

Finalmente, la joven recordó que la exigencia a las autoridades es que hagan lo que les corresponde, desde su responsabilidad:

“Que no haya necesidad de tener que exigir justicia y exigir nuestro derecho a una vida libre de violencia. Es lamentable el hecho de que la empatía se tenga que exigir y no se reciba genuinamente desde un principio”.

En el acto de disculpa pública, los miembros de los colectivos solicitaron a la administración de la UNAM que brinde apoyo jurídico inmediato y con una perspectiva de derechos humanos a la familia de Mariela, algo que hasta el momento no ha recibido.

Además, pidieron que la Universidad proporcione recursos institucionales para crear un equipo interdisciplinario de apoyo a familias de víctimas de extrema violencia, ya que Mariela no es la única persona desaparecida de la comunidad universitaria y, lamentablemente, tampoco es la primera.

NO LA QUERÍAN RECONOCER COMO DESAPARECIDA

Mariela Vanessa desapareció la mañana del 27 de abril de 2018 cuando salió de su casa ubicada en la colonia Fuego Nuevo, en Iztapalapa.  Su hermana menor, que en ese momento estaba en cama, escuchó cuando la joven se marchó.

“Le fascinan las crónicas vampíricas, sueña con escribir guiones de teatro, y nosotros anhelamos llevarla a este acto de disculpa pública de la UNAM, es un logro de la familia que no ha parado de buscarla, es un logro de personas desaparecidas parte de la UNAM”, recordaron hoy.

La familia notó que algo estaba mal cuando llegó la noche y la joven no regresó a casa, lo que era muy inusual. Después de varias llamadas al celular de la chica, la madre acudió a la escuela a buscarla; sin embargo, el plantel ya estaba cerrado.

Posteriormente, los familiares se dirigieron al Ministerio Público, donde les comentaron que debían llamar al Locatel y esperar para poner la denuncia formal.

Sin embargo, la ausencia de Mariela Vanessa no fue catalogada como una desaparición hasta varios meses después, pues las autoridades capitalinas, de la anterior administración, se mantuvieron renuentes a investigar y buscar efectivamente a la joven, clasificando el caso como “extravío”.

Tanto las autoridades capitalinas como las autoridades de la UNAM aludieron que quizá Vanessa se habría ido por su propia voluntad, a lo que la familia desde el inicio destacó que no creían que haya sido así pues “no tiene a dónde [ir]”, mientras que sus anteojos, ahorros y pertenencias seguían en casa.

Los últimos datos de geolocalización indican que estuvo en uno de los accesos al Cerro de la Estrella, según su familia, pero los binomios caninos de la policía capitalina no encontraron ningún rastro durante la búsqueda. Desde entonces, la familia de la joven inició un largo camino en su búsqueda.

Gabriela Díaz Valverde, hermana de Mariela Vanessa, informó que en el operativo también participaron sus familiares y explicó que los objetos encontrados en el lugar no correspondían a la estudiante de filosofía. La familia ha lamentado que la actuación de las autoridades se haya realizado a destiempo y no cuando se solicitó, a pocos días de la desaparición.

La familia entregó al Ministerio Público los datos de geolocalización de su celular, y fue hasta semanas después cuando ingresaron a la zona del Cerro de la Estrella con binomios caninos para buscar algún rastro de Mariela, sin ningún resultado. No fue hasta más de un año después, el 15 de julio de 2019, cuando elementos policíacos de la Ciudad de México realizaron un operativo formal de rastreo y búsqueda.

La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la capital notificó en ese momento que había desplegado un operativo de búsqueda alrededor de las 06:45 horas en el Cerro de la Estrella de la colonia Ampliación Veracruzana, en la Alcaldía Iztapalapa. En el lugar se encontró, en una de las cuevas, un resto óseo y en el área de la barranca fueron hallados dos teléfonos celulares, un tenis y una bolsa color negra, pero la familia de la universitaria rechazó que fueran de ella.

La “pasividad” de la dependencia capitalina provocó la pérdida de información que podría ser relevante en la búsqueda, como la de los videos ubicados en el área del último rastro, de acuerdo a declaraciones que ha brindado la familia a SinEmbargo.

Aunado a ello, la familia también ha denunciado que en su caso imperó la revictimización en el que cambios constantes de servidores públicos retrasan los casos. A la fecha, aunque la búsqueda continúa, siguen sin ningún rastro de la menor de edad.

“Hoy, Herminia no se encuentra entre nosotras de manera física, pero donde te encuentres, queremos que sepas que Gabi y Jaqui no han dejado de buscar. El amor que sostiene a las familias nos ha enseñado que la memoria y resistencia son necesarias ante la crueldad que existe en el país, donde hay más de 112 mil personas que no han regresado a casa”, destacó hoy el colectivo Nos Hace Falta, en voz de Roxana Romero.

Crédito: SINEMBARGO

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